Estamos hechos de la materia de los sueños, dice Shakespeare en “La tempestad” y Borges traduce con fortuna, en “Siete noches”, que de la madera de los sueños. Inevitablemente me viene este texto cada vez que miro obras de Nuria Vidal. Del mismo modo que asocio inevitablemente el whisky al chocolate y el chocolate al whisky (sic). Su pintura está hecha, sin duda alguna, de la madera de los sueños. Shakespeare, por Borges.
“La obra de NV –dice la galerista May Moré– consigue atraparme, me obliga a mirarla profundamente, me invita a parar el tiempo. Con su técnica tan minuciosa de dar capas y capas de pintura sobre el lienzo consigue que los pigmentos ganen intensidad de una manera muy sutil, como sugiriendo el color”.
Formas evanescentes, luz y color que se metamorfosean en naturaleza: horizontes, espacios infinitos, flores. Pero por encima de todo un espacio pictórico amable que nos invita a compartir y proyectar también nuestros sentimientos y estados anímicos.
A veces pienso en que no es posible definir el arte o la pintura. Como en los números primos, que solo son divisibles por sí mismos y la unidad, el arte y la pintura no tienen más definición que su propia exposición a la mirada y el silencio.
La presencia de Nuria Vidal en Diario de Estilo resulta de su invitación este año, por segunda vez consecutiva, a la Mostra Espanha 2021 (de octubre a enero), que se celebra en Portugal cada dos años, para mostrar la realidad y el dinamismo de las industrias culturales españolas. Es una de las infrecuentes iniciativas que hablan bien de los políticos. Literalmente se riega toda la geografía portuguesa de arte y cultura españoles, con una acción espejo de Portugal en España.
La sala concertada para Nuria Vidal será en la Fundação D. Luís I, en lo alto de Cascais, dominando el puerto y la desembocadura del Tajo/Tejo, por donde salieron tantos portugueses a cumplir sueños de exploración y conquista (término que ellos, inteligentes, utilizan raras veces). Se trata de una localización afortunada por la proximidad de Lisboa y la vitalidad de Cascais. Además, en la buena compañía de la ‘Casa das Histórias’, el bellísimo museo de Paula Rego diseñado por Eduardo Souto de Moura, y la ‘Boca do Inferno’, un mal sueño tallado por el viento y el mar en las rocas. Añadir a la visita la asistencia por la noche a una ‘tourada à antigua portuguesa’ -un genuino espectáculo del siglo XVIII-, tras cenar un ‘arroz caldoso de marisco”, entre clarines y pasodobles, cavaleiros y forcados, tiene su punto.
“He construido castillos en el aire tan hermosos que me conformo con sus ruinas”, escribió Jules Renard.
2 Comentarios
Gemeladas
17 marzo 2021 at 10:57¡Qué preciosidades! cuánta paz transmiten.
Besos.
Gemeladas
Josep Mª Carreras
17 marzo 2021 at 20:27No conocía la pintura de Nuria Vidal. Es verdad : transmiten mucha paz, lo cual me parece muy de agradecer tal como està el patio. Y, siguiendo el consejo de Bis, me encantaría poder ir a Cascais a gozar del ambiente que tan bien el describe: viento, arquitectura, música y gastronomía. Gracias.