Ayer, fue un día memorable para el mundo del arte y de la moda. En la Semana de la Alta Costura de París, Valentino presentó su colección Haute Couture, Le Salón, un homenaje a la magia creativa de los ateliers, una celebración bellísima de la artesanía y del propio acto de crear con tejidos esculpidos como auténticas obras de arte. En una lección magistral de como combinar los colores a modo de poesía visual para hacernos soñar, Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, devolvió la alta costura a su estado más puro.
En el número 8 de la Place Vendôme, en los salones del atelier -eternos- de la alta costura de Valentino, en una atmósfera silenciada, con la voz de Maria Callas y su Casta Diva de fondo, las prendas rindieron tributo a la artesanía.
El tejido, pensado y plasmado a modo de joya que envuelve el cuerpo, acaparó la atención. Rosas rojas tridimensionales, plumas de lentejuelas, pétalos metálicos, espirales de cuero grabado, velos de encaje como pintados, nubes de flecos con la densidad del coral o espinas de organza, creadas con el ingenio y la dedicación reservados a las grandes obras artísticas.
Pieles exóticas, peletería y plumas modeladas y esculpidas a base de tejidos y técnica, rouleaux de organza de seda y lentejuelas cortadas a mano: 1.000 horas de trabajo solo para dar vida al abrigo de mohair color mostaza y el vestido bustier drapeado en rosa fucsia; 87 metros de tela para la capa de rosas rojas de seda; 415 horas para confeccionar el chaleco rosa pálido; 590 para el vestido de tul, crepé de seda y gazar con incrustaciones de encaje Chantilly dentelle… Y estas son solo algunas de las abultadas cifras de la alta costura.
En un juego de contrastes, la extrema fragilidad de lo precioso se convierte en fuerza, la yuxtaposición de opuestos se transforma en flujo incesante de energía y lo intangible adquiere una materialidad sensorial, con una inmediatez y espontaneidad habitualmente ajenas a gestos premeditados. «Es un lugar destinado a ser testigo de la belleza y, por tanto, a experimentar la humanidad», se lee en el cuadernillo reservado a los invitados sobre una propuesta cuya principal misión es rendir culto a la artesanía. Porque estas prendas solo pueden contemplarse con la admiración y la mirada atenta con que nos perderíamos en una obra de arte.
SIN COMENTARIOS