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Art / Lifestyle

Blanco, negro y, a veces, gris

Xavier Valls.

“I prefer “both-and” to “either-or,” black and white, and sometimes gray, to black or white”.

Robert Venturi, Complexity and Contradiction in Architecture.

La Galería Fernández-Braso expone dibujos de Xavier Valls, Cristino de Vera Guillermo Pérez-Villalta, tres de sus artistas queridos, tan distantes y próximos, consiguiendo una muestra nada convencional, singular y exquisita, para verdaderos gourmets. La acompaña un cuidado catálogo con texto de Enrique Andrés Ruiz, también singular y exquisito, cualidades bien raras en el mundo expositivo actual, en buena parte rendido al low cost de las publicaciones on line y su distribución electrónica. Pues aquí comienza esta historia.

Xavier Valls.
Xavier Valls.
Xavier Valls.

Hace ya días recibí ese catálogo, le eché un primer vistazo agradado y lo pasé a un amigo de visita en casa, apuntando que era de una de mis galerías favoritas de arte contemporáneo. Lo ojeó y concluyó con un “pero esto no parece arte moderno” (mira que tenía que aparecer ese adjetivo manido que, a fuerza de decirse tanto, ha acabado por no decir nada: ni yo mismo sé si soy moderno…). No tuve más que abrir los ojos para que puntualizase, bien informado él: “No los veo en ninguna de las vanguardias: Impresionismo, Cubismo, Expresionismo, Surrealismo, Informalismo, Minimalismo, Pop, Hiperrealismo, Conceptual…”. Es decir, o estás en una vanguardia y eres fiel súbdito uniformado o no sales en la foto. Y, si no estás en la foto, te quedaste en esa tierra de nadie que llamamos tradición, como si tradición y vanguardia fuesen las dos únicas alternativas: o blanco o negro -sin grises por medio-, irreductibles e irreconciliables.

Cristino de Vera.
Cristino de Vera.
Cristino de Vera.
Cristino de Vera.

Me hizo reflexionar. Creí y creo recordar que una publicación reciente del Whitney Museum de NY decía que si tuviésemos que encontrar la palabra que mejor definiese el arte del siglo XX, sería “diversidad”. Nunca, en ningún siglo anterior, se habían producido tantas tendencias sucesivas, pero también tanta hibridación. Las vanguardias no han sido sino olas o alientos, impulsos de renovación, más frecuentes que nunca, para que, al final, cada artista consiguiese su propia playa. Lo que hace grande a un artista no es su pertenencia a una determinada vanguardia ni, mucho menos, su fidelidad, sino el carácter transgresor de su obra, el rango de la playa de su individualidad (es terrible el momento en que alguien que trata de presentarte u orientarte sobre la obra de algún artista que no conoces te suelta aquello de “es un artista que se parece mucho a…”).

Guillermo Pérez-Villalta.

Vuelvo al catálogo:

“ Sabemos, de todas formas, que tanto Xavier Valls como Cristino de Vera son —como Guillermo Pérez-Villalta— pintores modernos, artistas que han convivido con las vanguardias de sus días, que las han sorteado sin repudiarlas, es decir, tomando de ellas el alimento exacto que les podía resultar nutritivo y desactivando en ellas los elementos significantes que las convertían en excluyentes y las llevaban a la beligerancia”.

Guillermo Pérez-Villalta.

Sobre la pintura de Valls escribió Antonio Bonet aquello de “retención eterna del instante”; y Juan Manuel Bonet, de Cristino de Vera: “Hermano espiritual de los maravillosamente monótonos Zurbarán, Juan Gris, Morandi y Luis Fernández, ha ido construyendo su silente pintura al margen de la historia, movido por su designio superior al tiempo”. Ambas obras remiten a quietud, serenidad, sencillez, silencio, atemporalidad, a un modo de esencialidad: grave, medieval y cristalizada en Cristino; gozosa y transfigurada en Xavier; ambos bien distantes de Guillermo, “caprichoso, excéntrico, profuso, entre el juego y el placer”. Pero hay pureza en los tres, quizás purezas distintas. De la de Pérez-Villalta da fe su admiración por aquellos, como proclama en su autobiografía Espejo de la memoria”, reconociendo sus influencias: “También me transmitieron sensaciones varios artistas españoles del siglo XX, como Cristino de Vera o Xavier Valls, injustamente olvidados por la crítica”.

Quizás sin saberlo, así y entonces, Pérez-Villalta anunciaba ya esta exposición. Junto al oído atento del galerista Manuel Fernández-Braso.

Guillermo Pérez-Villalta.

2 Comentarios

  • Gemeladas
    5 julio 2021 at 11:07

    ¡Qué maravillas!.
    Besos.

    Gemeladas

    Responder
  • Josep Mª Carreras
    15 julio 2021 at 20:00

    Por lo que hay visto en el reportaje me parece una exposición muy armónica, o sea muy equilibrada.
    Me encantan todas las obras. La parte escrita de Bis, como siempre, me ha acompañado agradablemente.
    Me gustaría ir a la Galería Fernandez-Braso, pero ahora estoy pasando unos días en la Costa Brava y me cae un poco lejos.

    Responder

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