Suman hoy nueve meses desde que Bossvi trasladó su taller floral instalándose en la calle Londres, 78, para la alegría de todos sus vecinos, llenando de color un pedacito del Ensanche barcelonés, con sus nueve ventanas convertidas en amplios escaparates con una propuesta decorativa muy diferente y creativa basada en flores y plantas artificiales.
Vivir el espacio 24 horas al día, 7 días a la semana, a lo largo de estos nueve meses ha ayudado a Enric Bosser, fundador de Bossvi, y a todo su equipo a asentar con firmeza la nueva exposición floral. “El tiempo es siempre el mejor aliado para poder encontrarte en un nuevo espacio y hacerlo tuyo, convirtiéndolo en una experiencia para el cliente que lo visita.”
¡Dar la vuelta al reloj!, como hizo Andy Warhol en su obra “Empire”; 8 horas y 5 minutos filmando el Empire State. Dar espacio a un lugar y contemplarlo en toda su expresión narrativa dando lugar a emociones, experiencias y sentimientos, para poder conceder un nuevo espacio a los paseantes que entran para descubrir la propuesta de Bossvi. Una invitación a adentrarse en un oasis dedicado al interiorismo con flor artificial de calidad en pleno distrito del Ensanche barcelonés.
Estos nueve meses –como la llegada de un bebé– es el tiempo que ha precisado Bossvi para encontrarse y concebir un espacio con autenticidad y armonía; honesto con la flor y su discurso orgánico sostenible: respetar la naturaleza y simularla con la mejor calidad para crear decoraciones permanentes, sin necesidad de mantenimiento ni reposición periódica, sin renunciar a la exquisitez y el buen gusto.
Su discurso floral hoy huele a primavera, la del 2022, con unos preciosos escaparates llenos de fuerza y color. Si estáis en la Ciudad Condal, no lo dudéis, os animo a ir y contemplarlos, son preciosos. Y si entráis y visitáis su nueva exposición, preguntad por las flores ‘natural touch’ y tocadlas, os asombrarán.
Fotografía: Patricia Bonet.
Maquillaje: Núria Ribera.
Producción y estilismo: Mariona Planas.
1 Comment
Gemeladas
11 marzo 2022 at 09:08¡Qué preciosidad! la verdad que tiene que ser una pasada tener algo tan bonito cerca de casa.
Besos.
Gemeladas